Cómo envasamos nuestra agua de ósmosis
A tener en cuenta del agua de ósmosis es que no tiene conservantes ni contaminantes, por lo que es el mejor de los disolventes y medio de cultivo de lo que hay en el aire y de lo que el envase o contenedor en el que la pongamos pueda desprender. De ahí la importancia en la forma de envasarla y de las calidades del envase.
Cuando vamos a una tienda vemos que las bebidas están envasadas mayoritariamente en envases de plástico del tipo PET o tipo 1. Como es lógico asociamos que eso es lo que debemos hacer, sin embargo se sabe y está probado que el PET en primer lugar no se puede hacer más de un uso, ya que por simple manipulación inicia su deterioro físico desprendiéndose de sus componentes que van a parar al producto que está en contacto con el envase. También la conservación del envase (luz, temperatura) aceleran este proceso de manera exponencial.
Los componentes que transmite el PET al producto son peligrosos para la salud, e incluso se ha encontrado el PET al biopsiar glándulas cancerosas de nuestro organismo. A pesar de lo ya escrito, nuestra intención no es alarmar ni propagar bulos, que también los ha habido, sobre este tema y para que no sea nuestra palabra sino la de los organismos oficiales y los propios fabricantes que no recomiendan la reutilización de este tipo de envase. Por algo será.
Todo no es negativo, a nuestro alcance tenemos envases de plástico de tipo HDPE o tipo 2, que son mucho más estables, y en envase de vidrio sería lo ideal. El vidrio no el cristal, que pueden parecer los mismo pero no lo son. El segundo contiene óxido de plomo. Como veis no nos casamos con nadie, aquí la intención es conseguir la conservación en el mejor de los envases ya que, tenemos en cuenta que, una vez conseguida una molécula de agua según nuestro diseño o a gusto del cliente, saludable y/o pura, lo último que desamos es que se contamine. Entre otras razones porque el agua va directamente al núcleo de nuestras células y es nuestra creencia que su contenido ha de estar libre, sobretodo, de cancerígenos y metales pesados.
Como conclusión, para consumo en nuestra vivienda lo ideal sería el vidrio y para el transporte fuera de ésta el HDPE. Éste último se puede encontrar con facilidad en las cantimploras, en algunas botellas que usan los ciclistas que además tienen la boca tipo biberón y el cuello del envase es amplio, lo que facilita su higienización. Con el agua de ósmosis, al ser un agua libre de conservantes, procuraremos llenar los envases al máximo, sin dejar aire en el cual residen otros contaminantes y patógenos. También hay que procurar mantenerla a temperaturas lo más bajas posibles. Recordad que estamos en un país mediterraneo, donde se alcanzan fácilmente temperaturas superiores a los 18º, temperatura a la que el PET inicia su desestabilización molecular, incluso la temperatura de confort de una vivienda en invierno ronda los 20º-21º.
Con estas simples precauciones tendremos, el que es para nosotros, el producto más importante de nuestra alimentación en perfecto estado para el consumo.